No hacemos avalúos en este espacio. Le ofrecemos una disculpa.

23 oct 2009

20 Centavos Cristeros, 1926

Con la acuñación de esta moneda, la “LNDR” tomó las armas


Probablemente fue la llamada “Rebelión Cristera”, el principal conflicto político de Plutarco Elías Calles como Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, y decimos probablemente, porque también se enfrentó a otra crisis: la lucha por la sucesión presidencial cuando Álvaro Obregón hizo públicas sus intenciones de volverse a sentar en la silla presidencial. Fue un gobernante de carácter; fundador del Banco de México, por cierto.

Pero hablemos de nuestro tema: los cristeros. Su origen: la ruptura entre el Estado mexicano y la Iglesia Católica. El país atravesaba por tiempos difíciles económica y políticamente hablando. Muchas circunstancias llevaron a una situación muy tensa. El Artículo 130 de la Constitución de 1917 empezó el conflicto: el desconocimiento de la personalidad jurídica de la Iglesia, la tipificación del sacerdocio como una actividad profesional con las obligaciones fiscales de cualquier profesionista, la limitación de sacerdotes según las necesidades de cada entidad y el requisito de que los sacerdotes debían ser mexicanos, entre otros preceptos. Calles aplicó como Presidente de la República el plan antirreligioso que había iniciado como gobernador provisional de Sonora.

A principios de 1925, se pretendía crear en México una Iglesia separada del Papa, para lo cual, se le encomendó al sacerdote José Joaquín Pérez encabezar este proyecto desde un templo de la Ciudad de México que fue tomado por la fuerza. “Los católicos veían con gran temor el advenimiento de Calles al poder, ya que proyectaba la creación de una iglesia ‘Mexicana Independiente’, como lo declaró el viejo sacerdote Joaquín Pérez el 21 de febrero de 1925 en el antiguo Templo de la Soledad, edificado en 1534”. 1

Mientras tanto, en Tabasco, el Gobernador Tomás Garrido Canabal, radicalmente absolutista y anticlerical, decretaba medidas a través de la legislatura que exigían al presbítero tener más de 40 años de edad y ser casado, para poder ejercer el culto católico.

Ante tal situación, las juventudes católicas se agruparon y formaron la “LNDR” (Liga Nacional de Defensa de la Libertad Religiosa).

Los conflictos entre la Iglesia Católica y el Estado, se fueron agudizando, a tal grado que se ordenó la limitación de sacerdotes en funciones a uno por cada seis mil habitantes; debían ser “autorizados” y observar todas las reformas que se hicieron al Código Penal con estrictas penas a quienes incurrieran en alguna falta. A estos decretos, pronto se les llamó: la “Ley Calles”. “La crisis para la Iglesia se agudizó cuando El Universal publicó declaraciones tergiversadas del arzobispo José Mora y del Río, criticando varios artículos constitucionales”. 2

En su observancia, se clausuraron templos, conventos, capillas y se expulsaron del país a los sacerdotes extranjeros.

Las autoridades eclesiásticas no encontraron otra opción, que recurrir a la suspensión del culto, opción que sometieron a aprobación del Vaticano. Mientras esto sucedía, las autoridades eclesiásticas en México simpatizaban cada vez más con las intenciones de la “LNDR” de boicotear al gobierno.

El 31 de julio de 1926, al entrar en vigor en el Código Penal los decretos y sanciones dictadas por Plutarco Elías Calles en su controvertida ley, el episcopado mexicano contó con la aprobación de Vaticano y poco después el culto fue suspendido. La liga inició también el boicot, promoviendo la abstención de pago de impuestos, compra de combustibles y el consumo de todo lo que fuera comercializado por el gobierno. Las consecuencias económicas no se hicieron esperar, ni la drástica reacción de las autoridades que ordenaron el arresto de todos los involucrados en el boicot. Ante tales medidas, la “LNDR” tomó las armas y se acuñó con carácter de provisional, la moneda de 20 centavos que nos ocupa en esta ocasión.

En enero de 1927 estalló el levantamiento en Jalisco y pronto se expandió en otros estados del país.

La “Rebelión Cristera” o la “Cristiada”, como también se le conoce, empezó ese 1927 con el propósito principal de defender la religión católica, que consideraban amenazada por el Estado, la libertad de culto. Causó muchas muertes con un ¡Viva Cristo Rey! como último aliento. Las fuerzas eran desiguales, pues muy pocos cristeros tenían experiencia con las armas.

En 1928 tuvo que intervenir Álvaro Obregón y la Embajada de los Estados Unidos como mediadores de las partes. Los arreglos, por llamarles de alguna manera, quedaron acordados al terminar la primera mitad de 1929 cuando ambas partes fueron cediendo muchas de sus exigencias a favor de la paz y para evitar más derramamiento de sangre. Cabe aclarar que el tema no quedó olvidado, pues se prolongó por varios años más a través de diferentes acontecimientos.

Las monedas Cristeras fueron provisionales, ya lo dijimos, una promesa de pago y poco prácticas.

Esta moneda, temprana, quizá circuló principalmente en el estado de Jalisco; es de bronce, pesa sólo 1.98 gramos y mide 19 milímetros. Está fechada en 1926. Si la observamos bien, se podrá descubrir que en la parte superior tiene un pequeño borde de alguna soldadura: seguramente llevaba una colgadera que le fue cortada.

La descripción de esta pieza, es la siguiente:

Anverso.- Al centro está el águila, símbolo del Escudo Nacional mexicano, volteando a la derecha, está postrada sobre un islote, abajo las ramas de laurel y encino y cuatro puntos; arriba y en semicírculo, 9 estrellas.

Reverso.- El número “20” al centro y sobre él, el sol resplandeciente, abajo, la fecha “1926” y en semicírculos las ramas de laurel y encino.


Fuentes:
1. “El Boletín Numismático No. 204”, Sociedad Numismática de México, A.C., Anna María Cross de Torres, 2004. Pág. 11
2. “El Buen Camino”, Villa Roiz, México, 2009. Pág. 502












20 oct 2009

8 Reales SUD de plata

Difícilmente alguien se atreve a asegurar, sin temor a equivocarse, si cierta pieza es auténtica ¡o espuria!

El movimiento de Independencia ya había iniciado en México, un mes después, el 20 de octubre de 1810, don José María Morelos fue nombrado por Miguel Hidalgo Comandante del Ejército del Sur, con la encomienda de apoderarse de ciudades como Acapulco. Al mando de casi tres mil hombres, extendió la Revolución a los estados de Guerrero y Oaxaca: la costa del “SUD”.


Al escasear la moneda y para poder pagar a sus hombres, emite un bando el 13 de julio de 1911, en el que ordena la acuñación de piezas primero de cobre, en calidad de libranza, como promesa de pago mientras durara la lucha armada, para ser cambiada por moneda legal o metales preciosos al finalizar el movimiento, cosa que nunca llegó a suceder, por cierto. Estas piezas llevan la palabra “SUD” en el anverso y el monograma de Morelos en el reverso. Pareciera que no hay dos piezas iguales de estos cobres, pues hay un sinfín de variedades, tamaños, grosores y diseños. La gran mayoría se distingue fácilmente por el campo emparrado. Más tarde vendría la acuñación en plata.


José Manuel Sobrino, apunta: “Morelos atacó y tomó Oaxaca el 25 de noviembre de 1812 apoderándose de un botín de unos tres millones de pesos. Encontró a esa sazón que la moneda circulante era la provincial que acuñó a principios de 1812 el jefe realista Antonio González Saravia. La gran mayoría de barras de plata que halló en esa ciudad, aumentadas con las que trajo una caravana de mulas, permitió a Morelos reanudar sus acuñaciones, esta vez de plata, tanto del tipo Sud como de una variedad parecida a la provincial de Oaxaca”. 1


La moneda que aquí presentamos, fue vaciada en plata, catalogada como KM # 235; muchas de las monedas SUD de Plata –la gran mayoría- son consideradas como espurias, por lo que es muy difícil encontrarse con una persona que se atreva a asegurarnos si cierto ejemplar es auténtico o ilegítimo. Duncan McConnell, opina: “Es muy difícil saber qué criterio aplicar para reconocer una falsificación cuando la moneda auténtica es fundida y no troquelada. La ley debería estar por arriba de 0.850 para una moneda de plata, pero no es posible determinarla sin dañar la moneda”. 2


Yo, en lo personal, estoy muy contento con la pieza que les presento; así que prefiero vivir con la duda, que morir de la preocupación.


Anverso.- El arco y la flecha apuntando hacia arriba, entre dos especie de alas; la palabra “SUD” con la ornamentación de parra y racimos de uvas.


Reverso.- El monograma de Morelos que contiene las letras “M.O.S”, abreviatura de su apellido aunque no en este orden, sino “S.M.O.”; el valor “8 R.” y la fecha “1812”; en tres renglones y rodeados por la ornamentación de parras.


Morelos emplea las parras de vid, como una forma de protesta contra las autoridades y terratenientes por el monopolio de este cultivo. José Luis Franco C., dice: “Una posible razón para que los insurgentes usaran la vid como símbolo: el hecho, muy notorio, de los cultivos que de esta planta emprendió el cura Hidalgo -en cierto modo como reto a los colonizadores- junto con otros cultivos y artesanías que estaban prohibidos a los habitantes de América, pues por su gran lucratividad, la corona los había declarado monopolio de España”. 3


El arco y la flecha, un arma a final de cuentas, representa la lucha del pueblo de México en el camino hacia su Independencia.
Falsa


Fuentes:
1. “La Moneda Mexicana, Su Historia”, Banco de México, S.A., México, 1972. Págs. 69-70
2. “Boletín No. 80”, Sociedad Numismática de México, A.C., México, 1973. Pág. 97
3. “Boletín No. 76”, Sociedad Numismática de México, A.C., México, 1972. Pág. 282


15 oct 2009

San Eloy: Santo Patrono de los Numismáticos

Su nombre procede del latín “Eligius” / “Eligio”, que significa “el elegido, el preferido”

El Santoral de la Iglesia Católica festeja cada 1° de diciembre a San Eloy, también conocido como San Eligio, protector de los orfebres, herreros, plateros, joyeros y de los… ¡Numismáticos! o por lo menos de eso estamos seguros muchos coleccionistas y asociaciones, como la Sociedad Numismática Avilesina, de España, que ha subido la propuesta a diferentes autoridades eclesiásticas para que sea declarado oficialmente como Santo de los Numismáticos.


San Eloy nació en Chatelac, cerca de Limoges, Francia, alrededor del año 588. Desde muy pequeño mostró sus habilidades para trabajar como herrador, así que su padre consiguió que aprendiera las artes de la orfebrería al lado de Abon, el artesano encargado de la fabricación de monedas en su pueblo natal.

Poco después se trasladó a Paris, donde hizo amistad con el tesorero del rey; su más célebre anécdota cuenta que fabricó dos tronos para el soberano, con los metales y joyas destinados para uno solo 1; el rey quedó muy complacido, pero sobre todo asombrado con su rectitud y honradez, así que Clotario II, lo nombró Jefe de la Casa de Moneda. San Eloy sin duda alguna dominaba las técnicas de aleación de metales, gracias a las cuales pudo sorprender de esta manera al rey al lograr aumentar la cantidad y la resistencia de los mismos para fabricar dos tronos en lugar de uno.

Cuando Dagoberto I subió al trono, fabricó numerosos relicarios, sagrarios, cálices… Los restos de muchos santos fueron depositados en obras fabricadas por San Eloy. El rey le tenía tanta confianza, que lo nombró también su consejero y embajador en Bretaña, además de continuar como responsable de la acuñación de moneda; quizá hasta coleccionó algunas de ellas.

Respecto a las monedas acuñadas por San Eloy como responsable de la Casa de Moneda de Paris, Carlos Abel Amaya nos dice: “Se conocen trece variedades de monedas de oro con sus iniciales acuñadas en Paris, todas tienen el busto del rey en el anverso y una cruz en el reverso”. 2

San Eloy destacó siempre y de manera excepcional, por su preocupación y generosidad con los necesitados. Todo lo que ganaba lo repartía entre ellos. Encaminó también su apostolado al rescate de cautivos.

Tuvo vocación religiosa y se ordenó como Sacerdote. Fundó monasterios e iglesias. “En el año 639 fue ordenado presbítero, y en 641 fue nombrado obispo de Noyon”. 3

Es recordado de manera especial por sus sermones. Participó en el año 644 en el Concilio de Chalons-sur-Seine.

Murió el 1° de diciembre del año 660, habiéndose ganado todo el respeto y admiración de quienes lo conocieron.

Si también es, entonces, San Eloy el Santo Patrono de los Numismáticos, la invitación sería imitar su humildad, su generosidad, su preocupación por los necesitados; para como él, tratar de alcanzar la santidad a través de lo que tanto nos gusta: las monedas.




El Dr. Carlos Abel Amaya Guerra, muy amablemente, me permite reproducir esta Oración que publicó en su libro “La Biblia a través de sus Monedas”, edición impresa para la Sociedad Numismática de Monterrey, A.C., en 2006:

ORACIÓN DEL NUMISMÁTICO

Señor Dios, tú que creaste todas las cosas para nuestro provecho
y alentaste a Noé para que fuera el primer coleccionista
ayudándote así a salvar y glorificar parte de tu creación;
haz de nuestra colección numismática un instrumento
para preservar y admirar el trabajo del hombre,
la inspiración del artista y la belleza de los materiales que creaste.

Danos la sabiduría y la paciencia para compartir lo poco que sabemos,
la sensibilidad del buen samaritano para ayudar al que lo necesite
y la sagacidad del administrador para invertir en el tesoro verdadero.
Ayúdanos a vencer nuestra avaricia con la generosidad de la viuda pobre
para entregar hasta nuestras dos últimas monedas; y así, libres,
esforzarnos en encontrar la dracma de tu voluntad.

No permitas que te traicionemos por algunas monedas, antes bien, haz;
que al igual que tu siervo San Eligio, dupliquemos los talentos
que nos distes para gozosos recibir el denario de tu justicia.
Preserva nuestra colección para las futuras generaciones;
al igual que nuestra alma, cúbrela con la patina de tu protección
y enséñanos el camino al lugar donde ni el ladrón llega ni el moho corroe.

Amén.

Fuentes:
1. “Los Diccionarios del Arte. Santos”, Rosa Giorgi, Electa, Barcelona, 2008. Pág. 114
2. “La Biblia a través de sus Monedas”, Guía sobre la Numismática Bíblica, Sociedad Numismática de Monterrey, 2006. Pág. 226
3. “Diccionario Ilustrado de los Santos”, Schauber – Schindler, Grijalbo, Barcelona, 2001. Pág. 184



8 oct 2009

50 centavos Taxco Plata

Un poblado ubicado en la zona minera de la Sierra Madre Sur
El poblado de Taxco está ubicado en la sierra del Estado de Guerrero y se caracteriza por sus yacimientos de minerales, sobre todo de plata. Su fama data desde tiempos prehispánicos.

Esta moneda acuñada durante la Revolución Mexicana, es catalogada como (GB 228) y tiene las siguientes características:

Anverso.- El águila del Escudo Nacional hacia la derecha y la leyenda “República Mexicana”.






Reverso.- Un sol radiante en el que está inscrita la fecha “1915”, al centro y antes de una raya: “_50” seguido del símbolo de centavos y abajo, entre dos estrellas “Taxco”, abajo “Gro.” Todo esto en tres renglones y sobre la guirnalda.





Carlos Gaytán, en su libro “La Revolución Mexicana y sus monedas”, la cataloga con el número “80” y la coloca como “muy escasa”. 1

Fuentes:
1. Op. Cit. Pág. 122