Era el 11 de enero del año 1784. El bergantín “El Cazador” alzó las velas de sus dos palos y partió de Veracruz rumbo a la Ciudad de Nueva Orleans, con una tripulación compuesta por un centenar de hombres y un cargamento de 450 mil monedas de plata en todas sus denominaciones, que tendrían como objetivo estabilizar el débil sistema monetario de la Corona española en Louisiana y reafirmar su poderío en toda la región.
El rey Carlos III ordenó al capitán Gabriel de Campos que partiera viento a favor y se apresurara a llegar a esta región. El barco nunca llegó; un temporal lo hizo naufragar frente a las costas de Louisiana sin ningún sobreviviente o testimonio que pudiera dejar a la historia algún relato de lo sucedido. El bergantín no fue localizado y se dio por perdido en la profundidades del océano. Así empezó el misterio… que se prolonga hasta nuestros días.
El sitio “Todo a babor” reproduce un extracto de un artículo publicado en la Revista Proa: “El origen de este barco hay que buscarlo en una captura. Seguramente se trate de una presa inglesa hecha en febrero de 1780 por el corsario español Joseph Ronda en el Mar Caribe. Se llamaría ‘The Hunter’, castellanizándose a ‘El Cazador’, pues se consideraba de mal augurio cambiarle el nombre a un barco, pero no el traducirlo. Parece que sería un corsario inglés, o eso se deduce de su denominación, y no debía de ser mal barco, pues acabó siendo adquirido por la Armada Española para operar en aguas caribeñas clasificado como bergantín”. 1
Antonio Quinzán, editor del blog “Viajes y Fotografía”, comenta: “¿Qué hubiera pasado si esa plata acuñada en la ceca de la Ciudad de México hubiera llegado al puerto de Nueva Orleans? Nadie lo sabe pero se puede especular pensando en que quizás la historia de los Estados Unidos hubiera sido escrita de forma diferente”. 2
Hay que recordar que este tipo de moneda era de curso legal también en esos territorios.
No se volvió a saber nada de “El Cazador” hasta el 2 de agosto de 1993, cuando el pesquero “The Mistake”, al mando del capitán Jerry Murphy, cumplía su acostumbrada jornada en el Golfo de México, frente a las costas de Louisiana y al intentar recoger sus redes quedaron enganchadas a unos cien metros de profundidad; cuando finalmente las lograron liberar y subir, se dejaron caer sobre cubierta unos bloques oscuros que al partirse dejaron ver decenas de monedas incrustadas en varios bloques concrecionados.
Quinzán continúa su apunte: “Tras dar noticia del descubrimiento a las autoridades, se inició una serie de reclamaciones y peticiones que terminaron con una concesión a la empresa norteamericana Marex para comenzar la exploración del pecio. La verdad todavía no entiendo cómo es posible que las autoridades españolas no hicieran absolutamente nada al respecto y más tratándose de un buque de guerra protegido por la legislación internacional. Pero teniendo en cuenta que nunca se ha hecho nada hasta el caso del expolio de ‘La Marcedes’ por parte de la empresa Oddisey, pues tampoco debería extrañar…”. Con ayuda de la más alta tecnología, Marex recuperó miles de piezas y otros objetos que terminaron en jugosas subastas particulares y en el mercado numismático internacional.
Pero decíamos que el naufragio de “El Cazador” sigue siendo un misterio hasta nuestros días, no sólo por la poca información y documentación con la que se cuenta, sino por muchas otras razones… La mencionada página web “Todoababor.es” apunta: “El bergantín fue vaciado sin ningún tipo de criterio arqueológico ni científico. La profundidad dificultó un poco las labores, pero no mucho. Como siempre y siempre ocurre en estos casos, los rescatadores informaron de que no hallaron ningún resto humano. Si en un naufragio aparecen restos humanos, eso complica las labores de extracción, ralentizándolas por ley para tratarlos con respeto y depositarlos en un lugar adecuado. Curiosamente, los cazatesoros que trabajan en naufragios españoles e informan a posteriori, nunca encuentran restos humanos, pero sí de animales (cerdos, gallinas, etc.)”.
Este espacio no pretende juzgar estos hechos, pero sí valora que parte de esta historia pueda estar al alcance de muchos coleccionistas que atesoran de manera especial estas monedas que, después de ser sometidas a agresivos tratamientos para poder adaptarse nuevamente a la superficie luego de haber permanecido sumergidas por poco más de doscientos años, adquieren un brillo que resalta los daños causados por la corrosión marina que no cualquiera sabe apreciar y valorar.
Fuentes:
1. https://www.todoababor.es/historia/desconocida-historia-bergantin-el-cazador/
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