Poco después de establecerse la República, las acuñaciones en
cobre se volvieron protagonistas de un importante escándalo monetario que
tuvieron en crisis a la economía por varios años.
El 28 de marzo de 1829 se autorizó la acuñación de monedas de
cobre con denominaciones de un cuarto de real –entre otras denominaciones- con
un tamaño y peso exagerados para ser de este metal: 33 milímetros de diámetro y
14 gramos de peso.
Fotos cortesía del
colega y amigo Ricardo de León Tallavas.
Alberto Francisco Pradeau, escribe: “Poco después de que estas monedas entraron en circulación, empezaron a
llover quejas de los comerciantes que aseguraban que el tamaño tan grande de
esas piezas las hacía por demás incómodas para su manejo; que por su peso, el
transporte de un lugar a otro resultaba muy costoso; y por último, sin que esto
fuera menos, que los sacos en que las empacaban para su transporte en
diligencias o en mulas se rompían y era necesario reponerlos con frecuencia”. 1
El 23 de agosto de 1829 se publicó un nuevo decreto que
ordenaba la reducción del peso y diámetro de estas monedas. La acuñación de estas piezas fue excesiva;
agrega Pradeau: “El tamaño reducido de la
moneda de cobre dio al gobierno oportunidad para obtener una magnífica
utilidad, y viendo que el procedimiento de amonedar con los nuevos cuños
significaba un buen aumento en los ingresos, las autoridades que estaban
encargadas de las emisiones de la moneda de cobre, no vacilaron en sobrepasar
la cantidad (de acuñaciones)…” 2
Las monedas de cobre no fueron bien recibidas. Muchos las recibían por “peso” y no por su
valor facial. Otros artículos tenían
marcado un precio si se pagaba con plata y otro, muy inferior, si se hacía con
cobre. Había ventajosas “casas de
cambio” particulares, que canjeaban el cobre por plata, al 50 por ciento de su
valor, desde luego.
A través de repetidos decretos se trató de anular la
acuñación en cobre, pero por necesidades del erario, se siguió haciendo. Varias Leyes y Decretos que no se podían
cumplir…
México estaba en crisis.
El Decreto promulgado por el Congreso de la Unión el 8 de marzo de 1837,
ordenaba que el valor de las monedas de cobre fuera a la mitad de lo marcado en
las mismas. “Era Presidente de la República en Sr. Lic. Don José Justo Corro y el
pueblo se amotinó en el centro de la ciudad siendo dispersado por tropas de
caballería resultando un muerto y varios heridos. Desde el día siguiente aparecieron pegados en
las esquinas de la ciudad de México pasquines con esta cuarteta:
Jesucristo en su pasión
hizo de un ladrón un justo
y el Congreso por su gusto
hizo de un Justo un ladrón” 3
Otra fuente, complementa: “Desde
el día de la publicación de esta Ley, en el lugar correrá la moneda de cobre en
el valor a que la tiene ya reducida el público, cubriendo cada cuartilla un
octavo de real y por ese valor se recibirá en las oficinas de hacienda y en los
tratos y contratos de los particulares, según el artículo 3º”. 4
Estas son algunas de estas las monedas: Cuartillas acuñadas
de 1829 a 1837. Diámetro, 27 mm; Peso,
7 gramos.
Anverso.-
El águila postrada sobre un nopal devorando la serpiente, con
la inscripción: “República Mexicana”; abajo, las ramas de roble y olivo.
Reverso.-
La cifra “¼” escrita con tipografía muy grande, rodeada por
una guirnalda. La ceca “Mo”, la letra
“A” (año) y la fecha.
Fuentes:
1.
“Historia
Numismática de México de 1823 a 1950”; Sociedad Numismática de México,
1957. Pág. 355
2.
Op.
Cit., Pág. 357
3.
Boletín
No. 66, Sociedad Numismática de México, 1970.
Pág. 132
4.
“La
Casa de Moneda de México a más de 450 años”, Ed. Porrúa, México 1989. Pág. 98
2 comentarios:
Gracias por la información, despues de la Ceca "M°", existe una "A", que siempre tome como la inicial del ensayador.
Es común la creencia, pero se refiere a "Año". Saludos.
Publicar un comentario