El espacio que tiene la Catedral
Metropolitana en la Ciudad de México, estuvo ocupado por un templo dedicado a
otras deidades en la gran Tenochtitlán.
Poco después de la llegada del conquistador Hernán Cortés, se edificó
una pequeña iglesia, la “Iglesia Mayor”, que tuvo una corta permanencia: “Pronto quedó clara su insuficiencia y por
mandato de Felipe II se derribó en 1552.
Los trabajos de construcción de la nueva no comenzaron sino hasta 1571
cuando el virrey Martín Enríquez de Almansa y el arzobispo Pedro Moya de
Contreras colocaron la primera piedra de su sucesora, la actual catedral”. (Periódico
Excelsior 2013/08/16)
La edificación de este monumental
templo duró casi 300 años, tiempo por el cual desfilaron más de diez
arquitectos que lidiaron en un terreno de por sí complicado, como lo es este
espacio expuesto a constantes hundimientos.
La terminación de la Catedral
Metropolitana fue en el año 1813 por el arquitecto Manuel Tolsá, quien tomó el
proyecto veinte años atrás.
La Catedral de México es
considerada el edificio colonial religioso más importante de América
Latina. Sus doce capillas y los altares
abarcan diferentes estilos artísticos que van, desde el barroco mexicano hasta
el neoclásico.
Para conmemorar el bicentenario
de la terminación de la Catedral de México, la Casa de Moneda en colaboración
con la Arquidiócesis Primada de México, acuñó esta hermosa medalla cuyo tiraje
es limitado.
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