La Constitución del 4 de octubre
de 1824 reconoció a Guanajuato -y a otras entidades- como Estado. La casa de moneda de este lugar
estaba en operación y como otras, se enfrentaba a grandes dificultades para
usar los mismos diseños de los troqueles empleados en la Ciudad de México. Estaba arrendada a firmas
inglesas desde 1825.
Esto fue documentado por Alberto
Francisco Pradeau: “Por acuerdo firmado
el 31 de mayo… puesto en vigor el 1º de junio de 1825, la ceca de Guanajuato
fue arrendada a la Compañía Anglo-Mexicana, subsidiaria de la firma inglesa de
Manning y Marshall, de la que era presidente el señor William Williamson…” 1
Se acuñó en esta ceca oro y
plata, pero hoy nos ocuparemos de las monedas acuñadas en cobre, muy necesarias
en ese momento para las pequeñas transacciones.
Dice José Manuel Sobrino: “Por ley de 28 de mayo de 1828, la
legislatura guanajuatense autoriza la acuñación de hasta cincuenta mil pesos en
cuartillas y octavos de cobre.
Las cuartillas de 27 milímetros de módulo y los octavos de 21
milímetros…” 2
Los octavos se acuñaron en 1828, 1829 y 1830.
Anverso.-
La figura femenina sedente con un
cuerno de la abundancia en la mano derecha y un ramo de olivo en la izquierda
(representación de la abundancia y la paz); rodeada en semicírculo de la
leyenda “Estado Libre de Guanajuato”. Abajo, el valor: “Un Octavo”.
Reverso.-
El gorro frigio rodeado por una
nube y una corona de rayos; abajo, la fecha.
En algunas piezas se descubre el
error en el nombre del Estado, pues aparece como “Guanjuato”, omitiendo la “a”.
Fuentes:
1.
“Historia Numismática de México de
1823 a 1950”, Tomo Tercero.
Sociedad Numismática de México, 1961. Pág. 114
2.
“La Moneda Mexicana Su Historia”,
Banco de México, S. A., 1972.
Pág. 154
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